Cada vez son más los espacios familiares y profesionales en los que se apuesta por fomentar la inteligencia emocional en los más pequeños, de manera que entiendan mejor sus sentimientos y los de las personas que les rodean
Que saquen buenas notas, que aprendan inglés, robótica, hagan deporte, que se comporten bien…
En resumen: que aprendan, aprendan y aprendan. Pero que aprendan de materias escolares, de lo tangible, de aquello que, se entiende, les va a abrir las puertas del mercado laboral.
Eso es lo que todos los padres, madres y docentes buscan en los más pequeños. ¿Por qué? Porque existe la creencia de que, cuanto más formados estén, mejores oportunidades laborales tendrán esos niños y niñas en el futuro.
Y, sin embargo, los expertos en recursos humanos lo tienen cada vez más claro: necesitan a profesionales cualificados, sí, pero también tengan habilidades sociales o lo que se conoce como “habilidades blandas”, donde la inteligencia emocional, la capacidad de relacionarse con las personas o la empatía entre compañeros.
Es algo que no nos tiene que extrañar, teniendo en cuenta que cuanto mejor ambiente se cree en un trabajo, mejor se desarrollarán las labores, pero también porque las personas tóxicas o con baja autoestima, no rinden de la misma manera que lo hacen las personas que son emocionalmente inteligentes.
Y esta sí que es una capacidad que se debería de trabajar en las escuelas, pero que también se debería de fomentar en los hogares y en todos aquellos espacios donde haya presencia de menores.
Hoy hablamos sobre la inteligencia emocional y los beneficios que tiene en la vida de los niños y adolescentes.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Para hablar de ella, sin duda, debemos mencionar a Daniel Goleman, persona a la que se considera el padre de la inteligencia emocional, pues aunque algo ya habían hablado de ella previamente los psicólogos, Peter Salovey y John Mayer, la realidad es que fue Goleman la persona que profundizó en este término y que lo popularizó, tras publicar su best seller, ‘Inteligencia Emocional’, en 1995.
Goleman define la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer nuestros sentimientos y los ajenos, así como la de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones”.
Por tanto, la inteligencia emocional nos ayuda a comprender, utilizar y controlar nuestras emociones, pero también reconocer estas en los demás y, por tanto, a entenderlos mejor.
Esta capacidad nos ayuda a ser más felices, pero también a tener mejores relaciones y mejores resultados, tanto en la etapa escolar, como en la etapa laboral.
Esta es una de las razones por las que, como bien explicábamos al comienzo, cada vez se valora más la inteligencia emocional, frente al coeficiente intelectual (CI) y los conocimientos.
Es por ello que fomentar la inteligencia emocional en los niños, tanto en los hogares como en la escuela o en resto de espacios en los que pasen tiempo, y hacerlo de una manera coherente y natural, ayudará a que esos niños sean adultos más felices.
La buena noticia es que, a diferencia del CI, la inteligencia emocional sí que se puede trabajar y se puede mejorar.
Beneficios de la inteligencia emocional en infancia
El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad
Daniel Goleman
Las habilidades que los niños van adquiriendo a medida que van desarrollando su inteligencia emocional se irán manifestando poco a poco. Sin embargo, sí que podemos decir que, en los niños, fomentar la inteligencia emocional aporta los siguientes beneficios:
- Mayor autoconocimiento: de manera que conozcan cuáles son sus puntos fuertes y cuáles son sus limitaciones. Esto será bueno para que tengan una mejor autoestima.
- Mejorar sus relaciones con los demás: gracias a que tendrán la capacidad de empatizar con aquello que sienten los demás, pero también porque sabrán qué es lo que les gusta, les molesta o, en definitiva, les hacen sentir los demás.
- Tomar decisiones más coherentes: al saber lo que sienten cuando toman una decisión, lo harán de forma consciente y tendrán menos frustraciones.
- Mejor capacidad para trabajar en equipo: al conocer bien sus emociones, pero también sus puntos fuertes y limitaciones, al mismo tiempo que entenderán a sus compañeros. La inteligencia emocional hace que se den más compañerismo y haya líderes de equipos que motiven, pero no niños o niñas con actitudes dictatoriales.
- Más solidarios: ya que son capaces de entender las emociones que sienten los demás en determinadas situaciones.
- Más libres, independientes: esto no quiere decir que no necesiten de sus progenitores o personas de apego y confianza, sino que al ser niños más seguros, también son más libres para tomar sus decisiones.
Beneficios de la inteligencia emocional en la adolescencia
Todas las cualidades que acabamos de mencionar en los niños, también se pueden adquirir o seguir desarrollando en la adolescencia. Una etapa en la que los sentimientos están a flor de piel y, por tanto, cobra especial relevancia:
- El autoconocimiento: puesto que se evitarán muchos estallidos de rabia al entender mejor lo que sienten y necesitan en cada momento.
- Mejores relaciones: tanto con sus progenitores, como con sus compañeros de clase, fomentando relaciones más sanas y evitando las relaciones tóxicas.
- Mayor madurez: al autoconocerse mejor, también maduran de una manera natural más temprana.
Resumen y conclusiones
La inteligencia emocional ayuda al desarrollo personal y emocional de las personas, ayudándoles a conocer mejor sus sentimientos, a reconocer estos en los demás y a actuar de manera coherente.
Ayudar a nuestros niños y niñas a desarrollar la inteligencia emocional desde sus primeros años de vida, les ayudará a ser adultos más felices.
Ahora es tu turno: ¿crees que eres una persona emocionalmente inteligente? Y, ¿consideras importante el desarrollo de esta habilidad en los niños y niñas? Te leemos en comentarios.
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